Dialogamos con David Salto, Secretario General de ATE Río Tercero, por la situación actual que se atraviesa Fábrica Militar debido a la gran incertidumbre ante el inminente cambio de su figura jurídica a sociedad anónima, en línea con el decreto emitido por el presidente Javier Milei en diciembre pasado. Este cambio ha generado preocupación entre los trabajadores y dirigentes gremiales, quienes temen por el futuro de sus empleos y las condiciones laborales.
En este contexto, empresas extranjeras han comenzado a visitar la planta, especialmente interesadas en la sección de metalmecánica y la planta de forja, que se dedica a la producción de municiones y proyectiles. Aunque las visitas han generado especulaciones sobre posibles inversiones, aún no hay claridad sobre los motivos y propósitos de estas empresas.
La orden de transformar la fábrica en una sociedad anónima no ha sido objeto de debate, sino una directiva firme. Se espera que este cambio atraiga capital privado, lo que implicaría la venta de acciones de la empresa estatal. Sin embargo, persisten muchas dudas entre los trabajadores sobre cómo se manejará esta transición y cuál será el destino de la producción.
Los dirigentes sindicales han manifestado su principal preocupación por la estabilidad laboral y han solicitado audiencias con autoridades nacionales y locales para obtener más información y garantizar que no haya despidos. Ante la falta de respuestas claras, los trabajadores se han declarado en estado de alerta y movilización, y continuarán organizando reuniones y plenarios para definir los pasos a seguir.
Se espera que en las próximas semanas se concrete una reunión con el Ministro de Defensa, Luis Petri, para aclarar el futuro productivo de la fábrica y los derechos laborales de los empleados. Mientras tanto, la comunidad sigue atenta al desarrollo de los acontecimientos.